El barro fungió un papel importante en el desarrollo social, económico y cultural en la época pre colombina, es un testigo de los cambios en la sociedad; la técnica de alfarería natural sin el uso de engobes o pinturas, cuya belleza recae mayormente en su forma, su superficie alisada y en las manchas generadas por el fuego aún tiene remanentes en pueblos alfareros mexicanos dedicados a este quehacer. 

El artesano comienza amasando el barro con las manos y a veces hasta con los pies; construye la pieza, crea formas caprichosas, agrega facciones, extremidades, asas, bocas, dependiendo de la forma y la función de la pieza, la deja secar y alisa la superficie a lo largo de las distintas etapas de secado. Las herramientas del proceso pueden variar considerablemente de acuerdo a la región, algunos artesanos usan olotes de maíz, piedras, jícaras, seguetas, tapas de plástico, cuero, cuerdas de guitarra, pedazos de metal, etc.

Una vez completamente seca la pieza, se quema a baja temperatura a ras de suelo o en un horno. La quema a ras de suelo genera manchas oscuras por la fricción de la pieza con la leña u otras piezas de barro quemadas al mismo tiempo.