El intenso color de estas vasijas, se obtiene al agregar barbotinas minerales al barro. En lugar de vidriarlas, su superficie se frota con una piedra de río o con cuarzo. Esta técnica, trasmitida a través de generaciones, da como resultado piezas atemporales con un hermoso brillo. Disponibles en cuatro tamaños, son muy prácticas para guardar desde condimentos en la cocina hasta objetos pequeños junto al buró.