Los cráneos y esqueletos son una forma en la que celebramos la vida a través de la muerte en México. Al aceptar nuestra mortalidad, podemos sentirnos más conectados y, en esencia, más vivos. Los esqueletos de terracota de Cecilio Sánchez Fierro nos recuerdan de manera hermosa nuestra humanidad compartida y la naturaleza efímera de la existencia.