Esta salsera doble de barro es un ejemplo de la funcionalidad práctica y estética de las cocinas mexicanas del siglo XIX. Moldeada a mano en Hidalgo por Santiago de Jesús Patricio Reyes y su taller familiar, la pieza combina utilidad y diseño. Su acabado terroso invita al tacto, evocando una nostalgia por los objetos cotidianos del pasado.