Tejiendo una vida y familia juntos
Emiliano y Delfina Méndez son maestros artesanos con quienes hemos colaborado desde hace más de 15 años. Su familia tiene un taller de telar de pedal en San Pablo de Villa Mitla, Oaxaca y produce bellas textiles de algodón tejidos con sabiduría y una habilidad refinada. Además de ser talentosos, son posiblemente dos de las personas más amables, cariñosas y generosas que hemos conocido a través de nuestros viajes de trabajo. Emiliano es tierno y de voz suave y a menudo se deja llevar por miradas melancólicas mientras cuenta historias de su pasado mientras se anuda los delicados flecos de bufandas tejidas. Delfina, una mujer delicada y de huesos finos con dos elegantes trenzas, es enérgica y siempre en movimiento; ella se brinca constantemente entre su cocina y su taller, organizando nuevas ideas de bordado mientras un mole delicioso burbujea sobre su estufa.
Su historia comienza hace 100 años con el establecimiento del taller de tejido Artelar el 19 de marzo de 1920. Fundado por Anacleto Méndez Ruiz y Dolores Aguilar Cruz, los padres de Emiliano, tejedores zapotecas de Mitla, Artelar comenzó como un taller dedicado al hilado, teñido y tejido de piezas tradicionales de lana como enredos, sarapes, fajas y mantas. El tejido se realizaba en telar de cintura, técnica que se remonta a la época prehispánica. Cuando Emiliano cumplió ocho años, su padre falleció repentinamente y él y sus hermanos fueron obligados a aprender a cardar, hilar, teñir y tejer lana además de aprender a administrar el negocio. A los 17 años Emiliano conoció y se casó con Delfina García Hernández y los dos se hicieron cargo del negocio prometiendo mantener la herencia familiar. Si bien Delfina y Emiliano entendieron la importancia de mantener las técnicas y la iconografía tradicionales, también siempre han estado abiertos a la evolución de diseños, colores y técnicas. En 1965 Emiliano migró de un telar de cintura a un telar de pedal que permite crear una tela más ancha y un tiempo más reducido. No obstante, Emiliano continuó utilizando muchos de los motivos tradicionales de Mitla en sus textiles reconociendo y elevando su valor cultural. Emiliano entendió la necesidad de nutrir las tradiciones y en la década de 1970 se convirtió en maestro y mentor importante para los jóvenes tejedores de su comunidad. Durante este tiempo, experimentó con nuevos materiales e introdujo el algodón en su trabajo. Luego, Delfina transformaría la tela de Emiliano en vestidos, blusas y huipiles de moda adornados con flores bordadas a mano y bordes de crochet.
Hoy los dos continúan tejiendo junto a sus hijos Alejandro, Gabino, Mayra y su nieto Mauricio. Teje por metros para la confección de almohadas y mantelería para Onora, así como delicadas bufandas de gasa y rebozos. Además de tejer, la familia abrió recientemente una cafetería que vende café elaborado localmente, chocolate caliente y productos recién horneados. Gabino y Alejandro están trabajando arduamente para rescatar antiguas iconografías mientras innovan técnicas de tejido y comparten este conocimiento con Mauricio, su sobrino y la próxima generación de tejedores.